"El perdón es un cambio en la percepción que remueve un bloqueo en mi hacia mi conocimiento de la presencia del amor".*
Cuando alguien nos hace algo feo, seamos conscientes o no de ello, nos lo guardamos. Nos aferramos a ese odio hablando de las de las razones por las cuales nunca vamos a perdonar, repasando los hechos, confirmando con los demás que esa persona no merece ser perdonada, y hasta nos creemos más vivos por estar enojados... y lo más gracioso es que pensamos que el que se jode es el otro.
Escuché una metáfora que dice algo así como que no perdonar, es como llevar a cuestas una olla con agua hirviendo, creyendo que vamos a poder tirársela encima al otro... pero la verdad es que el que se termina quemando es uno mismo. *
Cuando alguien nos hace algo feo, seamos conscientes o no de ello, nos lo guardamos. Nos aferramos a ese odio hablando de las de las razones por las cuales nunca vamos a perdonar, repasando los hechos, confirmando con los demás que esa persona no merece ser perdonada, y hasta nos creemos más vivos por estar enojados... y lo más gracioso es que pensamos que el que se jode es el otro.
Escuché una metáfora que dice algo así como que no perdonar, es como llevar a cuestas una olla con agua hirviendo, creyendo que vamos a poder tirársela encima al otro... pero la verdad es que el que se termina quemando es uno mismo. *
Y es que no perdonar duele. Hace revivir una y otra vez aquello que nos lastimó, manteniéndolo vigente, como si en este preciso momento, todavía fuera real. Quizás por miedo a que nos vuelva a pasar lo mismo, o porque pretendemos que nos pidan perdón, creamos ese bloqueo. No hay una mejor palabra para describirlo: bloqueo. Un bloqueo mental que no deja ver más allá de lo que vivimos, que lleva toda nuestra atención a la presencia de quienes nos lastiman y no de quienes nos aman.
Cuando perdono a los demás, lo sepan o no, así quiera tenerlos en mi vida o dejarlos ir, no hago más que perdonarme a mi misma por dejar que me lastimen. Únicamente cuando logro llegar al punto de agradecer el mal que me hicieron y les deseo felicidad, entiendo que todo fue para bien... y nada más que ese conocimiento puede hacer que se abra la puerta para que entre el amor en vos y se disuelva todo el rencor.
*Extraído de "11 Forgotten laws" de Bob Proctor y Mary Morrisey.