21 de octubre de 2008
Cadenas de no correspondidos
El enamorado rara vez es correspondido. Todos soñamos con alguien, pensamos en alguien hasta convertirlo en nuestro más alto deseo, idealizándolo por sobre todos los otros billones de seres humanos que caminan en el planeta, sus defectos son perdonados, sus creencias son aceptadas, su forma de ser es tan única que no nos importa que sea diferente a la nuestra o que no pueda satisfacernos. Lo único que importa es el deseo, el deseo que nos produce sus ojos, su pelo, su cuerpo, su voz, la sensación de sus brazos rodeándonos y sus labios en los nuestros; nos volvemos adictos a esas sensaciones, las hayamos tenido o no, porque la imaginación cubre todos los aspectos que no existieron en la realidad, y los decora para nuestro propio placer. Todos soñamos con alguien. Todos nos levantamos y nos acostamos, pensando en alguien. Todos tenemos alguien que nos distrae de nuestras tareas o que de repente aparece con sus palabras o su sonrisa en momentos inesperados, en lugares impensables…siempre está ahí. Pero esa persona, esa que elegimos entre toda la raza humana…ESA… a su vez eligió alguien por sobre todos los demás. Se levanta y se acuesta pensando en ella, su imagen, su perfume y sus caricias lo acompañan cuando viaja, cuando come, cuando mira televisión. No sabe que alguien en este mundo está pensando en él. No tiene idea de que así como él se desvive por la atención y el amor de alguien, hay al menos una persona que se desvive por él. Y si lo supiera ¿cambiaría algo?. No. Puedo imaginar el mundo lleno de cadenas de enamorados, llena de eslabones que se conectan unos a otros pero que sólo miran para un lado: el lado equivocado, miran la espalda de quien no los ama, y a su vez, le dan la espalda a quien sí los ama. Si tan sólo algunos de ellos pudieran darse vuelta, y hubiera dos eslabones que quedaran enfrentados y se miraran entre sí… a veces existe la magia y esto sucede, las cadenas de amor no correspondido interminables que recorren el mundo entero aprisionándolo como una red gigante, se cortan, y dan lugar a dos eslabones que se unen y flotan por sobre todo, son libres, porque se encontraron.Una vez logré darme vuelta, dejar de mirar para el lado equivocado y encontrarme que del otro lado había un ser que quería amarme. El problema es que a veces, los dos eslabones que se unen, siguen juntos, y uno de ellos, por aburrimiento, por desenamoramiento, porque simplemente dejó de querer amar…le da la espaldas al otro. Finalmente dejan de flotar, porque el amor se fue….y vuelven a las gigantes cadenas, separados, donde amamos a quien nos da la espalda e ignoramos a quien nos ama. Todo vuelve a repetirse, las cadenas se arman y desarman, pero todos tarde o temprano volvemos a ellas.
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1 comentario:
Me encanta lo que escribís.
Quise leer la primer nota porque hace pocos días empecé un blog con un objetivo similar al que percibo en el tuyo: encontrar palabras para sacar un poco de la cabeza tanto pensamiento generado por esta cadena de eslabones de la que lamentablemente estoy formando parte. Espero pronto darme vuelta o que el eslabón que persigo no me de más la espalda. O capaz lo mejor sería que algún eslabón de un costado se quede dormido y volantee chocándose con el mío y empecemos a conocernos sin habernos dado la espalda nunca. Creo que eso sería lo ideal.
Te seguiré leyendo! un beso
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