26 de abril de 2010

Tiene que ser fácil II

Ví que no sólo a mí me quedó dando vueltas en la cabeza este posteo, así que hoy les traigo una segunda parte.
Quien me ayudó a completar esta idea y escribir estas líneas no es otra persona que la misma que me inspiró a escribir sobre la gente indecisa. Gracias por coparte... =).


¿Qué pasa cuando ya todo va más allá del histeriqueo, de las malas intenciones, de no preocuparse por los sentimientos del otro, del garch & go? ¿Qué pasa cuando tratamos con una persona indecisa?

Una vez leí una frase que me quedó marcada en la cabeza para siempre (y eso que tengo una memoria de mierda), que dice:

“Si no sabes lo que quieres, es porque no quieres lo que tienes.”

Yo nunca tuve ese problema, al menos no en el plano afectivo. Intentando comprender (porque soy muy hinchapelotas), me puse a pensar… ¿qué pasa por la mente de esta gente que no sabe a quién elegir? ¿O que eligen, pero no son felices con su decisión?
Creo que si sos una persona indecisa, al no ser feliz, probas con cualquier oportunidad para serlo. Como si estuvieras en una heladería enorme sin saber qué gusto de helado preferís. Entonces empezas a comer un poquito de todos para elegir uno. Pero ¿qué pasa? Te empachas de tanto probar. Ahora te sentís mal. Y lo peor, lo peor es que no disfrutaste ninguno, y tampoco pudiste elegir.
O quizás en vez de probar todos, pruebes uno, de a grandes cucharadas, pensando que la próxima va a ser mejor, que terminar este helado al final va a hacerte olvidar todos los demás. Pero el pote se termina y te das cuenta que no. Te equivocaste de nuevo.

"El tiempo pasó ella lo durmió.
El tiempo pasó y tu indecisión me llevó a la nada.”

Ustedes me dirán, ¿por qué no ser feliz probando muchos helados? Simple, porque no estamos hablando de helado. Estamos hablando de personas que se encuentran directamente afectadas por las decisiones del otro. Todos necesitamos a alguien, todos tenemos la necesidad de encontrar amor. UNA persona que nos haga sentir que no queremos estar con nadie más.

“I am human and I need to be loved, just like everybody else does”

Sabías desde el principio, a pesar de tus esperanzas, que estabas cometiendo un error; no era lo que querías, porque ni siquiera sabías lo que querías.

¿Qué pasa cuando estas de otro lado, cuando la persona tiene que tratar con la indecisión de su par?

Por lo general es la posición mas incómoda, en la que comúnmente el sujeto demandante tiende a llevar su accionar y decisiones a un punto de difícil entendimiento, en pos de lograr su objetivo de definir el estado de la otra persona a su favor, sin tener en cuenta lo nocivo que puede llegar a ser esto a largo plazo. Seguramente producto de la idealización excesiva a la que lleva el conocimiento de una nueva persona. Pero son cosas con las que el "remador" está feliz, sin saber que a la larga esas cosas son las que van a terminar golpeando contra su estado de ánimo si la resolución no es positiva (cosa demasiado probable sabiendo la inestabilidad del sujeto a convencer).

Por eso pienso que meterse con personas indecisas no es buena idea. Peor es intentar convencerlos a que se decidan, porque sus decisiones se basan en una estructura demasiado débil. Convencer no es natural, no es fácil. Si caminan por la cuerda floja, es natural que se caigan, o que tengan miedo y decidan bajarse. Entonces, estés de un lado o del otro, es necesario tomase el tiempo para pensar qué es lo que realmente uno quiere; qué es lo que tenemos en frente nuestro, y qué sentido tiene involucrarse con alguien si no es, en gran medida, aquello que buscábamos desde un principio.


19 de abril de 2010

Delirio febril

Si hoy fuera mi último día en la Tierra
No habría nada mejor que hacer,
mirar las nubes teñirse de rosa en el atardecer.

Nada de aventuras, nada de emoción,

Solamente evaporarme mientras suena una canción.


No quiero darte explicaciones,

Ni que saltes a conclusiones.

Deberías saber que soy una persona complicada,

No vas a poder resolverme con una mirada.


Es que…


¡El mundo es tan grande y yo tan pequeña!
Me siento débil, no quedan fuerzas.

¿Cuántas mañanas más van a angustiarme?

Las noches deberían ser eternas…

Yo…

Quería compartir miles de bellezas.

Quería enseñarte la magia que nadie tiene en cuenta.

Tenía tantos detalles que mostrarte,

Habían tantas perspectivas que nunca encontraste…


Pero tristemente yazgo aquí resignada.

Quedaré así, por siempre enterrada…

Ocultando sutilezas que fueron ignoradas,

Y, como ahora, completamente olvidada.


Pero no puedo evitar preguntar,

Si el último día fuera hoy,

¿Escucharías finalmente mi dolor?
¿Importaría que ya no esté con vos?


“Me voy flotando,
me extinguiré en el silencio”(Pasta de hablar, Babasónicos).

4 de abril de 2010

Tiene que ser fácil

Tanto hablar sobre la histeria, me llevó a relacionarlo con algo que ya había pensado hace mucho.

¿Cuándo se tornó tan difícil el amor?

Creo haber dicho que no creo en el “esfuerzo”. No creo en forzar las cosas, las relaciones, ni en la lucha. Sí creo en la perseverancia de los sueños, en las elecciones. Si elegís esforzarte por una causa, me parece bárbaro, aunque no es mi estilo. Hay gente que lucha por conseguir el amor de otra persona, gente que hace cualquier cosa con tal de mantener una relación o una amistad, aunque ya no haya nada en común.

Yo soy muy let it be. Yo creo que las cosas pasan como tienen que pasar en el momento justo. Las mejores cosas que me pasaron en la vida, en realidad no las busqué, sino que ellas me encontraron a mí. Pero no quiero meterme demasiado en el tema porque estaríamos hablando del destino. El punto es el siguiente:

Veo de esta gente todo el tiempo. Creen que “trabajando” van a conseguir lo que quieren. A veces mis amigos me hablan de “trabajar” a una mujer, osea, enamorarla. ¿Existe eso? ¿Realmente piensan que pueden manipular a los demás así? El concepto de “luchar” por un amor me parece tan estúpido… ¿dónde vieron que el amor fuera una cosa difícil? ¿Se guían por las novelas, las películas? En la vida, el amor generalmente no es tan accidentado. No hay tantos obstáculos, ni puntos de giro en la trama, ni desencuentros, ni malentendidos.

Si te ponés a pensar en la mayoría de las parejas que existen a tu alrededor ahora mismo (y también por qué no, en tus relaciones pasadas), ¿les fue difícil? Al menos desde mi punto de vista, no. Un día se conocieron… un día salieron… otro día volvieron a salir… un día, después de poco o mucho tiempo, eran novios. Cero histeria, dramas, y sufrimiento. Las cosas se dieron de una forma tan natural que no fue sorpresa para los demás verlos juntos. Fluyeron, mutaron, flotaron. No hizo falta ni siquiera tener “la conversación”, porque era obvio que estar juntos era lo que los dos querían…

Mi conclusión es que cuando dos personas quieren estar juntas, y además están destinadas a estarlo, las cosas son fáciles.

Entonces cuando el terreno es demasiado escabroso, lo más probable es que te hayas perdido y estés andando por el sendero equivocado. Relajate. Tiene que ser simple.

Tiene que ser fácil.