Si la naturaleza biológica del hombre es desparramar su semen en cuanta hembra logren conquistar para así procrear contribuyendo a la evolución, ¿por qué les cuesta tanto irse luego de terminar el trabajo? Hay cosas en las que jamás evolucionan…Y es que- sin ánimos de ofender, mis adorados hombres-, nunca aprendieron a decir adiós cuando corresponde: a tiempo.
En toda pareja, a menos que sean almas gemelas inseparables forever and ever, surge en algún momento una duda. Dudas de cualquier índole, dudas pelotudas, dudas importantes, dudas pensadas desde los genitales.
"¿Esta persona realmente encaja con lo que quiero en mi vida? ¿Puedo seguir para siempre escuchando esta mierda de música que pone todos los días? ¿Puedo bancarme que le mire el culo a la vecina, por más que no tenga chance? Si se rapara ¿puedo seguir amándolo? ¿Y si quiero otra pija, eh? ¿Y si quiere otra concha? ¡¿EHHH EHHH?! "
Y una vez que te ataca una duda, sabes que empiezan a aparecer más, como cuando te pica un mosquito y le pegas un manotazo pero te quedás mirando alrededor frenéticamente esperando ver dónde están los demás. Aparte de aparecer en manadas, los mosquitos y las dudas tienen en común que rompen tanto las pelotas que te cansas de espantarlos porque siguen volviendo.
Y entonces, las peleas.
Y entonces, el sexo de reconciliación.
Y entonces, las discusiones.
Y entonces, el “voy a cambiar”.
Y entonces, más sexo.
Y entonces, se pudre todo.
Todos sabemos que somos como somos, y que si no te la bancas como es, estás frito. Es en estos momentos, cuando el chabon que aparentemente te dice que va a cambiar y que todavía te ama, también está re contra podrido de todo, como vos. Los dos están pensando que ya no quieren estar juntos, pero acá es cuando la FALTA DE HUEVO (lo pongo en rojo, porque es un peligro) entra en juego y ocurre una de estas dos situaciones:
1. Si es un forro malparido, te caga. Se va con otras minitas, consigue la vida de soltería que tanto quería, y mientras tanto te mantiene ahí, “por las dudas”.
2. Si es un simple idiota, se enoja, no cambia un carajo y se queda esperando que te canses y digas basta.
Vale aclarar que a pesar de cualquiera de las dos situaciones, los salames se terminan arrepintiendo porque se dan cuenta que mil conchas no valen una buena NOVIA.
Me dijeron por ahí, y quisiera creerlo, que cuando llega la crisis (u otra mujer), algunos hombres son capaces de decir exactamente lo que piensan y cortar la relación. Pero les advierto, nenas, que son la minoría; así que si les empieza a picar, en vez de ponerse a espantar los mosquitos, busquen un buen Raid… y al carajo.