Pienso que todos los seres humanos somos artistas de nacimiento, en algún aspecto, de alguna forma. Yo he escrito cosas que no quise que nadie lea, he inventado coreografías que nadie vio, he sacado fotos que nadie vio, he tenido ideas de las que nunca hablé, he escrito canciones que nadie escuchó...
Creo también, después de mucha lucha interna, que son las ideas y la creatividad la CLAVE para dos cosas: Para ser quien uno realmente es, y para no solamente aceptarse sino también para valorarse.
Cuando me siento inspirada y tengo una idea, hago una de dos: O la llevo a cabo y me siento sorprendentemente bien, o (la mayoría de las veces) empiezo a pensar qué pensarían los demás de mi idea, de cómo la realizo, de mi misma. Empiezo a compararme, a juzgarme, a racionalizar, paranoiquear, y por lo tanto, a boicotearme.
Pero el boicoteo solamente empieza en el momento en que pienso en los demás, o en lo que PIENSO QUE PIENSAN LOS DEMÁS DE MI, o en la comparación. Ahí es cuando me empiezo a odiar. Porque cuando bailo sola en mi habitación sé que nadie me ve, porque cuando escribo algo sé que nadie lo está leyendo, porque cuando toco la guitarra sola, nadie está juzgándome... en esos momentos SOY YO... y me quiero, y está buenísimo.
Aceptarse y valorarse y no compararse son cosas casi imposibles para muchos de nosotros, pero creo que si empezás a reconocer a tus enrosques mentales como algo ilusorio e insignificante... si empezás a darle más importancia a tus GANAS que a tus MIEDOS, lo demás viene naturalmente.
Cuando pienso en las personas que más admiro, son aquellas que no dejaron que el miedo se interponga entre ellos y su creatividad... son aquellos que se permiten SER -o CREAR- porque no dejaron que el miedo les impida hacer las cosas que más les entusiasman.
Y a través de esa expresión de sí mismos,
reconocen su propio valor...
y una vez que lo hacen,
el mundo entero se los refleja.