No sé si es posible estar totalmente en paz con uno mismo. No sé si existe la aceptación total de algo que nos causó sufrimiento alguna vez. Supongo que también depende de la profundidad y de la cantidad de heridas que uno tenga. Todo tiene que ver con qué tipo de herida es, cuánto tiempo toma en curar, si es que se puede curar, y si durante la curación se infectó o no.
No es lo mismo tener una herida que miles. No es lo mismo tener una herida profunda que tener un montón superficiales. Un par de heridas superficiales en un plazo de tiempo relativamente corto y sin demasiadas complicaciones (infecciones), sanan bastante rápido.
Las peores son las heridas profundas; las que estamos acostumbrados a tener, porque siempre permanecen por períodos de tiempo muy extensos y jamás llegan a completar su curación, ya sea porque la interrumpimos o la dejamos de lado. Básicamente lo que hacemos es cuidarlas (o ignorarlas) hasta donde podemos, lo cual no es suficiente, porque cuanto más profunda es la herida más tiempo de cicatrización necesita. Entonces cuando la cascarita se está formando, nos hacemos los vivos porque creemos que ya está, que ya sanó. Ahí es cuando volvemos a hacer cosas que nos lastimaron, pensando que ya no van a tener efecto. Pero la verdad es que la cascarita necesita quedarse por un tiempo y nosotros la arrancamos antes de que cumpla su trabajo. Entonces la herida vuelve a sangrar. Vuelve a necesitar cuidado, nos advierte que todavía no está lista. Creo que las heridas más profundas se van curando muy de a poco por culpa de nuestro ego, que insiste en actuar superado diciendo que ya está todo enterrado cuando no es así.
Y una herida que nunca terminó de curar, necesita sangrar.
No es lo mismo tener una herida que miles. No es lo mismo tener una herida profunda que tener un montón superficiales. Un par de heridas superficiales en un plazo de tiempo relativamente corto y sin demasiadas complicaciones (infecciones), sanan bastante rápido.
Las peores son las heridas profundas; las que estamos acostumbrados a tener, porque siempre permanecen por períodos de tiempo muy extensos y jamás llegan a completar su curación, ya sea porque la interrumpimos o la dejamos de lado. Básicamente lo que hacemos es cuidarlas (o ignorarlas) hasta donde podemos, lo cual no es suficiente, porque cuanto más profunda es la herida más tiempo de cicatrización necesita. Entonces cuando la cascarita se está formando, nos hacemos los vivos porque creemos que ya está, que ya sanó. Ahí es cuando volvemos a hacer cosas que nos lastimaron, pensando que ya no van a tener efecto. Pero la verdad es que la cascarita necesita quedarse por un tiempo y nosotros la arrancamos antes de que cumpla su trabajo. Entonces la herida vuelve a sangrar. Vuelve a necesitar cuidado, nos advierte que todavía no está lista. Creo que las heridas más profundas se van curando muy de a poco por culpa de nuestro ego, que insiste en actuar superado diciendo que ya está todo enterrado cuando no es así.
Y una herida que nunca terminó de curar, necesita sangrar.
4 comentarios:
Yo pienso que lo mejor es no dejarse herir. Es imposible, dirás, pero yo pienso que si se puede: ama intensamente a todo cuanto quieras amar, pero sin apego. Esto sólo se logra cuando aprendes que en esta vida nada, absolutamente nada es más importante que tú. Felicidades por tu blog.
Gracias Kuban. Creo que es medio utópico lo que propones, pero también es verdad, si supiéramos amar así todo sería más fácil.
Te agradezco tu comentario. Recuerdo que Deepak Chopra dijo alguna vez algo más o menos así: "La capacidad de pensar es maravillosa, pero más maravillosa aún es la capacidad de no pensar" Yo le creo. Gracias otra vez.
amar es un arte.
Genial lo tuyo.
=)
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