26 de febrero de 2012

Radiografía




Yo sé por qué sos así hoy. ¿Te lo habrás preguntado alguna vez?. Yo sí. Te observé durante mucho tiempo, para comprenderte. Me intrigaste. Es por cada pequeña cosa que haces, tan perfecta como tu totalidad, como si la vida fuera una eterna obra de arte.

Descubrí con el tiempo que lo que mostras es apenas un reflejo de quien querrías ser. O de lo que no sos. Lo que todos ven y piensan que es real, es apenas un muy buen actor, que se sabe sus líneas y sus escenas de memoria, que eligió un tipo de película y prefiere no salirse de su género por miedo al fracaso.

Sé todo lo que llevas a cuestas, haciendo de cuenta que todo lo que vemos es todo lo que hay. Puedo sentir toda la mierda que vos sentiste, puedo ver cuánto te marcó. Sé que aunque tenes un montón de amigos, te sentís completamente solo en el mundo, y también estoy segura de que quisieras que alguien se diera cuenta de eso… pero aprendiste que las personas que más llegaban a conocerte eran las que más podían herirte. Y te dio miedo. Te resignaste hace mucho tiempo a mantenerlas alejadas. Te acostumbraste. Y después te convertiste en alguien atrapado en un personaje del cual no podes -ni te atreves- a salir.

Pero sí, yo te veo. En cada frase que decís, en cada cosa que haces, en cada canción que escuchas, en cada nota que expresas. En todas tus muecas, tus chistes y tu miradas disimuladas, viajo dentro tuyo y encuentro recuerdos escondidos por todos los rincones, apilados, archivados, cosas que crees que definen quien sos ahora, y que preferís que nadie sepa jamás, porque no queres que el mundo conozca tu oscuridad.

Y si pudiera hacerte entender, si pudiera llegar y aterrizar en tu planeta, ese al cual no permitís que nadie se acerque… y vieras que de hecho hay alguien, hay muchos más como vos, como yo, que queremos hacer contacto. Que la vida existe, en todos lados. Y el amor también…

Si pudiera… si pudiera, volaría en tu órbita de vez en cuando, brillando, chispeando. Con la esperanza de que un día estés mirando el cielo cuando yo pase, y de que tal vez te guste el calor de mi presencia pasajera. Y hasta quizás, luego de un tiempo, esperes sentado en algún lado para poder verme pasar. Dejaría que tan solo tu emoción por verme crezca en vos, iluminando a su vez de nuevo tu planeta. Y que los secretos, los sentimientos que tenes enterrados envenenando tus tierras, salgan de sus madrigueras, llenándose de mi luz, tu luz, ahora nuestra luz, purificándolos. Que termine tu otoño y tu invierno… y que cansado de sentir el frío, finalmente me invites a entrar.

13 de febrero de 2012

Destinados a fingir

Últimamente me da la sensación de que muchos no van de vacaciones para descansar, si no para decir que se fueron de vacaciones a descansar. A veces inclusive pienso que no se divierten tanto los fines de semana, pareciera que solamente salen para sacarse fotos en algún lado y comentar en el trabajo lo bien que la pasaron. Veo gente que cualquiera diría que es muy feliz y expresiva, pero puedo leer entre líneas y darme cuenta que sólo están escondiéndose detrás de palabras rutinarias, mientras otros se la pasan alardeando de sus conocimientos en tal o cual cosa, inflando el pecho, haciendo lo posible para sobresalir. Me encuentro en conversaciones donde ellos -y yo-, con la cabeza ladeada y los brazos cruzados, usamos frases como "es jodido" y "no me queda otra", justificando lo que nos pasa, para sentirnos mejor, o para hacer de cuenta que igual está todo bien.

Me encuentro sintiéndome mal por cosas que no tengo, pero que en realidad, no quiero. ¿Quién las quiere, después de todo? Cosas impuestas por la sociedad, que tienen varios propósitos, pero todas enmascarados bajo uno solo: Demostrar lo que valgo.

Como si cantidades de cosas, actividades, personas, y circunstancias EXTERNAS a mi, pudieran demostrar mi valor. Un valor que no se puede medir, un valor infinito y a la vez, insignificante. Como una gota en el mar o un árbol en el bosque...

Es gracioso cómo todos encontramos diferentes formas (e inclusive, las usamos todas a lo largo de la vida) para demostrar nuestro valor. A través del trabajo, o del estudio, o de la cantidad de gente que se pueden cojer, o formando una pareja estable y una familia, o tratando de ser el mejor en algo.

Y toda esta gente con cosas, que antes me parecía tan segura de sí misma, contando sus proezas, sus logros, sus conocimientos... ahora veo que son los más inseguros. Son los que buscaron una excusa para mostrar su valor a los demás, e inflaron tanto ese aspecto de su vida, que lo convirtieron en una identidad... y ya no se pueden des-identificar de ella.

No me cabe duda que hay gente que se es fiel a sí misma, y realmente hace lo que quiere y es feliz haciéndolo... pero podría apostar que muchos, muchísimos de nosotros, la mayoría de las cosas que hacemos, y que decimos, la mayoría de nuestros actos, pensamientos, preocupaciones y miedos, tienen una raíz muy profunda, que salió de una semilla que plantamos un día sin querer, que decía:

"No valgo nada.
Debo conseguir y hacer cosas que me sirvan de evidencia
para poder actuar como si valiera algo...
y que la gente me crea".


~Estábamos destinados a fingir.~