30 de septiembre de 2009

Invisible

¿Por qué la gente se queja de ser invisible a veces?

Yo envidio a las personas que logran pasar desapercibidas en cualquier lugar. Que al entrar a una habitación nadie se mosquea. Esos que son tan escurridizos que un segundo los ves y al otro no estan más, aquellos que aunque estén hablando fuerte, no despiertan la curiosidad de los demás. De esa gente que a menos que la veas treinta y dos veces y te repitan el nombre cincuenta y seis, no los registrás. La mayoría de ellos piensan que corren en desventaja; pero no se pusieron a pensar en los beneficios de la situación: si pasan un papelón, nadie se va a acordar. Si se cruzan con alguien que no quieren ver, se mezclan con facilidad en la multitud. Si están en un recital y quieren llegar adelante, no hay nadie que los mire mal o los empuje por colarse. Son pocas las veces que salen perjudicados, aunque no sean concientes de ello. Además esta gente, cuando logra captar la atención de alguien en particular, pueden estar tranquilos de que esa persona no los va a olvidar jamás. La otra persona siente que descubrió algo especial al notar a esa misteriosa criatura.
En el extremo opuesto están los famosos; en el medio, la gente que llama la atención sin querer (a.k.a, yo). Porque es linda, porque es fea, porque se viste raro, porque es alta, porque tiene risa extraña, porque les cae bien, porque les cae mal (inserte aquí razones por las cuales alguien no pasa nunca desapercibido). Creo que al sobresalir tanto, los demás quedan obnubilados, se pierden en lo que ven y escuchan, creen que eso es todo lo que hay. Por lo tanto no se esfuerzan en conocer lo que hay detrás de todo eso...y casi nunca llegan a descubrir lo intrincada y especial que esa persona (a.k.a, yo) puede ser.

Entonces cuanto más visibles somos en el exterior, más invisibles somos en el interior para el resto.

Creo.



(escrito en un apuro y de muy mal humor)

26 de septiembre de 2009

Incertidumbre

Leí por ahí que la incertidumbre debería darnos felicidad, porque del caos y de lo desconocido nacen todas las posibilidades.
¿Y cómo se supone que no saber lo que va a pasar puede emocionarte?
Así como puede pasar algo bueno, puede pasar algo malo. Son 50 y 50, no hay vuelta.
Lo digo como si alguna vez hubiera sabido o hubiera estado segura de algo; en realidad viví toda mi vida sin saber con certeza lo que iba a suceder. Vivimos de esperanzas, de la imaginación, pero en realidad ¡NO SABEMOS NADA! Y estamos bien. ¿O no?
Sí, sabíamos que íbamos a ir a la escuela hasta los 18 años, “cuando fuéramos adultos”, aunque seguramente no esperábamos descubrir lo vagos que éramos y que al llegar a esa edad no íbamos a estar ni un poquito preparados para salir al mundo.
Pensábamos, con una seguridad total y absoluta que nuestras/os amigas/os iban a ser para toda la vida, nos escribíamos cartitas que rezaban: “sos mi mejor amiga, espero que estemos juntas toda la vida, te quiero mucho!”. Y al final, pasados unos meses de terminar el 5to año nos dimos cuenta que éramos diferentes, que no teníamos nada en común; alguna quedó embarazada, alguno se mudó, alguien se colgó…
Habíamos elegido una carrera porque “hay que estudiar”, o sentíamos que era nuestra vocación indiscutida, los planes eran recibirse a los 23 e independizarse, ser exitosos y reconocidos (sobre todo para pasárselo por las caras a los profesores que te ponían cara de traste cuando no estudiabas y que creían que no ibas a llegar a ser nadie). Pero después de unos años de recursar y luchar, llegamos al “no estoy hecho para esto” o “me lo voy a tomar con calma, algún día terminaré”. De repente sos un adulto y ves que los planes que hiciste no tomaron forma, te diste cuenta que en vez de madurar hiciste una regresión, que “el amor de tu vida” era un/a pelotudo/a, que la carrera era un laberinto sin fin, y que al final el departamento que soñabas tener para tus 23 no lo ibas a tener ni a los 75.
Y sí, ahora seguimos soñando, como siempre soñamos, no nos queda otra. Total, hay gente que logra cumplir sus sueños. Hay gente que es feliz. Extraños seres que van caminando por la calle como cualquiera de nosotros, y de hecho lo logran, tienen todo.
Si hubiera sabido antes… una de dos: entraba en pánico o no lo creía. Estoy segura que hubiera dicho “eso jamás me va a pasar a mí, j aja ja.”
Bueno, adiviná…
Pensándolo mejor…me quedo con la incertidumbre.

21 de septiembre de 2009

Contradictoria

No quiero ser la misma,
Tampoco quiero ser como vos.
No quiero quedarme,
Tampoco aceptar que me voy.
Es hora de otra página, para qué revolver.
Quiero encontrarte, amarte, amarme
Sin dejar de ser.
No quiero cadenas,
Aunque me gusta mi prisión.
No quiero seguir perdida,
Ni saber a dónde voy.

No quiero rutina ni resignación
No quiero batallas ni desilusión
No quiero despedidas ni dolor
No quiero miedo ni confusión
No quiero el ayer, mucho menos el hoy


Quiero aquello...nuevosoñadodesconocidoimpredecibleexcitante...

(pero pactado)

17 de septiembre de 2009

"Para siempre"...

Estoy enojada. Me da impotencia. Nombrame una sola cosa en esta vida que sea para siempre. No puedo encontrar nada. Todo, absolutamente todo va y viene. Y no me digas que los amigos son para siempre, ellos también van y vienen. Porque se pusieron de novios y se cortan, porque se mudaron, porque se confundieron, porque ya no tienen tiempo. No me importa cuánto te hayan durado, en algún momento las cosas ya no van a ser como antes, algo va a cambiar. Ni hablar de las parejas. Cuántas se habrán prometido envejecer juntas y no lograron ni siquiera pasar de unos meses. Y cuántas de las que lo lograron serán realmente felices con eso. No digo que no exista el amor o la amistad, si no que las circunstancias de la vida y el proceso de aprendizaje del ser humano cambian todo a su antojo, y a mí no me va forzar las cosas.

Lo más triste de todo es que siempre estamos buscando algo que nos de felicidad toda la vida.

Saber que a fin de cuentas, todo lo que pasa y lo que no pasa es un “mientras”, y que el “para siempre” no existe, me hace sentir aliviada por un lado; es bueno saber que las cosas malas se van a terminar...pero eso significa que las cosas buenas también? ¿Para qué hacemos todo lo que hacemos si nada va a durar? ¿Para qué existen las promesas? ¿Para qué sufrir así? ¿O es que solamente en mi vida las cosas son tan volátiles?

“El destino es una perra caprichosa, amigo”. Qué razón que tenés, Bejamin Linus.

9 de septiembre de 2009

La búsqueda

Nos enseñan esas frases armadas desde nuestra infancia. “El que busca, encuentra”. “Si la montaña no viene a ti, ve tú a la montaña.” Te dicen que sos vos el que tiene que ponerse las pilas, esforzarse, perseverar. Pero cuanto más lo pienso, menos me cierra esto de buscar.

¿Cuántas de las cosas buenas que pasaron en tu vida, fueron a causa de que las buscaras? ¿No fueron, en su gran mayoría, lo que llamamos “casualidad”? No me convence, no…cuanto más buscamos, más decepción sentimos, porque menos encontramos. No digo que no se encuentre nada, puede surgir algo…pero aquello que se busca, me resulta forzado. Lo forzado generalmente deriva en problemas. Los problemas en infelicidad. Y la infelicidad te devuelve a la búsqueda. En conclusión, buscar nunca tiene fin. Además, si todos estamos ocupados buscando, ¿quién va a encontrar?


Buscar no es lo mío, no. Llámenme conformista. Díganme que así voy a estar toda la vida, por esperar y no dar batalla. Pero no puedo evitar pensarlo de la forma más simple: Lo que hace difícil encontrar la aguja en el pajar es justamente buscarla; si uno se relaja es 100% seguro que la encuentre muy rápidamente. Sí, de la peor forma. Es que ¿quién dijo que encontrar fuera mejor que NO encontrar?


-Desde que me cansé de buscar he aprendido a hallar.-

Friedrich Nietzsche

3 de septiembre de 2009

Las Simuladoras

Las mujeres solemos, lamentablemente, fijarnos en la persona equivocada. ¿Quién sabe cuántas veces lo hacemos hasta que aprendemos?...he visto de todo ya : Enamoradas de un gay, de un chico del boliche, de un ex que las trataba mal, de un amor a distancia, chicos comprometidos fieles, chicos comprometidos infieles, drogadictos, casados, con hijos, etc, etc. Y ni hablar de los tramposos de siempre…
Pero la mujer se da cuenta que está equivocada, por más que no pueda frenarse. Y cuando se resigna, es cuando se convierte en la mejor (o la peor) actriz.
Algunas mujeres simplemente no pueden contenerse y actúan como estúpidas ante su anhelado hombre. Son las que yo llamo “perrito faldero”. Cualquier cosa que él diga está bien, cualquier cosa que él quiera está bien, solamente quieren desvivirse por su amo, cumplir con todos sus deseos y si es posible, lamerle la suela de las zapatillas también. No les importa la humillación, hasta que es demasiado tarde.
Otras, logran disimularlo. Eso, claro, si su amigo no ve ni le cuenta a él que ella lo estaba mirando con un hilo de baba colgando. O no se percata de que cada vez que está cerca, ella se vuelve torpe, se ruboriza, sonríe como una estúpida, se arregla el pelo y trata de llamar su atención diciendo estupideces a sus amigas. En realidad es buena actriz siempre que pueda mantenerse en personaje, cosa que no siempre le sale, pero sabe que la humillación será peor al final.
Hay mujeres que ni siquiera se prestan a una situación en la que necesiten actuar. Sencillamente, cuando llega el momento en que están al borde de caer de rodillas ante él, se apartan, lo evitan, se esconden.
Están aquellas que se enojan, y los putean de arriba abajo para que ellos piensen que no lo soportan, que no las merecen, que en realidad es poca cosa. Aunque por dentro cada palabra de odio es un grito desesperado de amor.

La verdad es que las mujeres tenemos en algún momento una de estas actitudes estúpidas (¿o todas?). ¡Como si realmente funcionaran! La mujer “perrito faldero” se convierte en una amiga; las que disimulan se quedan sin nada, ya que aunque todo el mundo se dé cuenta de lo mucho que les gusta fulanito, lo cierto es que el fulanito –a menos que él esté también interesado en ella y le preste atención-no tiene idea de nada (y si se entera, se convierte en el típico “banana”, del cual hablaré en un futuro posteo…). Las que huyen de la humillación, sufren en silencio. El problema es que ellas piensan que él se dará cuenta de su ausencia en algún momento pero la triste verdad es que si la mujer nunca existió para él, entonces no la va a extrañar cuando no esté. Por último, las agresivas lo único que logran es alejarlos…

Qué simple serían las cosas si además de entender que estamos equivocadas, pudiéramos controlar las estupideces que hacemos para mantener nuestro ego intacto (que por cierto, es algo que jamás logramos).