3 de septiembre de 2013

Todas las que fui, que ya no soy

La que se calla o miente por vergüenza. Ya pasé los extremos de la vergüenza.
La que tiene miedo a que la rechacen. Estoy más allá del rechazo, soy invisible.
La que tiene que ser la más linda, más inteligente, más copada. Eso está en quien lo vea.
La que siente que no es lo suficientemente buena. Entendí que soy tan buena, que lo que quiero no es suficiente.
La que quiere que le llenen los espacios vacíos de su vida. Sé que soy yo quien debe llenarlos.
La que le busca un sentido a todo. Nunca se sabe para qué uno hace las cosas.
La que se preocupa por agradar. Debería preocuparme por agradarme a mí misma.
La que echa culpas a los demás. Hacerme cargo me resulta más cómodo.
La que contradice palabras con actos o actos con palabras. Mi discurso es tajante, mis actos afilados.
La que espera para hacer las cosas. Quiero hacer cosas para tener cosas que esperar para hacer cosas para...
La que no admite lo obvio. Sé cuánto se me nota.
La que se siente poco interesante, poco talentosa, poco todo. ¿No será que soy mucho de todo?
La que se rinde en el primer intento. Al menos intento dos o tres veces.
La que necesita que la aprueben. Yo me encargo de eso.
La que no se cuestiona las frases incoherentes que vienen de repente. Aprendo de ellas.
Es día, cantora. Comiste la fruta prohibida.

(Tampoco soy la que escribe un libro y no lo publica) ---->Tiene que ser simple

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